¡Se Puede Retener!
«Los nuevos hijos en la fe son bebes que necesitan del cuidado Paternal»
Nuestra experiencia histórica en esto es fatal. Hemos sido testigos de la muerte de muchos bebes espirituales.
A través de la Visión Celular, podemos asegurar que la iglesia puede retener gran parte de la cosecha.
La conversión de una persona no es el fin sino el principio del trabajo, cual es: «Formar a Cristo en su corazón».
En una iglesia tradicional es el pastor y a veces un equipo el que se preocupa por el nuevo. En la iglesia celular eso no sucede. Habrá un líder responsable por esa persona nueva quien se comunicará telefónicamente o lo visitará. Luego, lo invitará a una célula (donde será ministrado en todo lo que necesite), al proceso de la visión y a la iglesia.
El recién convertido no es un dato más administrativo, es un hijo espiritual y es tomado como tal en el trabajo de la iglesia.
Cuando esto se hace con esmero y con cariño, la experiencia nos ha enseñado que se puede lograr un 70% de integración del nuevo a las células. Allí es identificado y no es olvidado. El líder, cual fiel colaborador del reino y de su pastor, atiende al nuevo y lo lleva por el camino de «parecerse a Jesús».
¡PATERNIDAD ESPIRITUAL!
Un principio del reino… muy necesario en este tiempo.
Las iglesias, en general, se parecen a un gran «orfanato»: el pastor es el director y los nuevos se sienten huérfanos. A medida que la iglesia crece, más difícil para el pastor es estar cerca de la necesidad. Cuando se logra ayudar a uno, hay 10 reclamando asistencia.
Cuando la iglesia asume el compromiso de «paternidad espiritual» pasa a ser «UNA GRAN FAMILIA» donde cada miembro, luego de haber adquirido su propia formación, como un padre corrige, enseña, motiva. En una iglesia cual familia, no hay huérfanos.
Cuando el palpitar de Dios está en nosotros…
Muchos son los testimonios de personas que se sintieron atendidas cuando estaban pasando por un muy mal momento. La persistencia del consolidador, del líder de célula o del hermano, ha tocado profundamente el corazón de muchos y se sintieron impactados por el amor y dedicación en buscarle.
El insistir nace como consecuencia natural del sentimiento de paternidad espiritual, de responsabilidad por un hijo que ha nacido, el que no puede quedar huérfano.
Cada persona que Dios llama a servirle debe ser sumergida en esa pasión santa. ¡Imaginémonos a toda una iglesia en esta forma!
«Pasar por la visión…»
Implementamos la visión en nuestra iglesia, en la mayoría de nuestras congregaciones, en la Misión, y en muchas de otras denominaciones. Los hicimos con pasión y sacrificio. Una vez llegamos a tener 7 Encuentros simultáneos, Dios nos daba las fuerzas. Todo nuestro liderazgo y congregaciones pasaron por Encuentro, luego por su Postencuentro, y después su Escuela de Líderes. Hubo muchos cambios, motivación y un gran crecimiento, crecimos como nunca antes. Debemos reconocer, con la madurez y experiencias vividas, que cometimos algunos errores de los cuales nos hemos arrepentido y queremos nunca más cometerlos.
Algunos de nuestros errores fueron:
1. Por un concepto de obediencia y sumisión, adoptamos la visión al pie de la letra sin considerar algunos aspectos de nuestro propio país. Esto implicó algunas malas interpretaciones en nuestro accionar que tuvimos que asumir aún y cuando nosotros NUNCA hemos realizado prácticas que para algunos sonaron como ocultas y misteriosas. Al final, para nosotros siempre un Encuentro fue y es un RETIRO donde ministramos a las personas en sus primeros pasos reafirmando su verdadero encuentro con el Señor el día que se convirtió. En aquellos que ya llevaban un tiempo en el evangelio, queríamos y queremos aún, profundizarles en su carácter y en el compromiso con el Señor y su iglesia (de esto hay mucho más que decir).
2. Preparamos a nuestro liderazgo muy rápido (9 meses)
3. No formamos primeramente en las personas el «carácter de Cristo».
4. En el proceso, les entregamos herramientas muy importantes de liderazgo sin mayores conocimientos de doctrina y lo que es peor, sin mucha experiencia de iglesia.
5. Observamos actitudes de intromisión en las vidas personales de nuestra gente, especialmente en los jóvenes.
6. Nos faltó humildad.
Así es como Dios se encargo de nosotros. Pedimos perdón una y mil veces a nuestro amado Padre. La visión es buena, nosotros la echamos a perder. Creo que llegó el tiempo de recuperarla, agradecidos de quienes nos la compartieron y que de seguro también han tenido sus propias experiencias. Qué razón tiene el Señor cuando nos enseña que El ha puesto sus tesoros en «vasos de barro».
Estamos dispuestos, nuestro objetivo es CRECER, estamos «En pos del Crecimiento» y queremos hacerlo bien.