El secreto del crecimiento, el secreto de la multiplicación.
«La ausencia de intimidad con Dios produce carencia de dirección…»
Todos deseamos ver miles de almas salvadas pero más de una vez se produce una frustración causada por la fatiga de haber trabajado intensamente sin ver los resultados esperados.
En el ministerio es fundamental no sólo trabajar enérgicamente sino también con «INTELIGENCIA».
Tradicionalmente, especialmente el pastor, concentramos nuestras energías para el día domingo. Es tiempo de entender que debemos concentrarnos en nuestra célula, en este caso de líderes. Allí está el verdadero crecimiento y multiplicación, porque «líderes es sinónimo de multiplicación».
¿Dónde encontrar los líderes? Los líderes están dentro de nosotros. Nadie puede saber cuántas manzanas hay dentro de una semilla, el poder multiplicador está dentro de la misma.
Interesante: las palabras «simiente», «semilla» y «semen», poseen una misma raíz: «descendencia». Eso pasa con un matrimonio cuando se casan. En ellos vemos un proveedor y un receptor. El bebe está dentro de ellos. Ambos son necesarios para obtener su descendencia, para reproducirse.
«La marca de la dependencia…»
¿Qué tengo que hacer para crecer? Jesús declara en la Biblia que: «el no hacía nada de sí mismo, sino lo que veía hacer al Padre».
La idea ni es hacer y hacer. El Reino de Dios así no funciona. Podemos estar encontrándonos «luchando con Dios», provocándonos estrés y frustración. La Biblia dice: «Si Dios no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican» (Salmo 127:1)
Podemos recibir todas las enseñanzas de todas las estrategias de crecimiento, aún de la visión celular, pero nunca llegaremos a los destinos de Dios si no nos encontramos con Él.
El secreto es tener una relación íntima con Dios para recibir visión y dirección.
El secreto es estar donde el Padre está. Cuando lo buscamos en oración El nos muestra qué quiere hacer y trabajamos donde Dios trabaja, entonces nos convertimos en sus colaboradores.
Jacob descubrió que no podía seguir viviendo como estaba, con sus propias fuerzas, si no contaba con la bendición de Dios.
Nadie puede caminar y alcanzar los planes de Dios sin primero haber experimentado el quebrantamiento del Todopoderoso.
Hasta que Dios no nos toca, no podemos «ver su gloria». El no puede usar a alguien que se siente seguro de sí mismo.
«El quebrantamiento trae crecimiento y multiplicación…»
Jacob quedó rengo el resto de su vida, esa fue la marca de su debilidad. Esto lo hizo dependiente de Dios, del Espíritu Santo.
Debemos comprender que «no son importantes los logros que alcancemos, los cientos de almas que ministremos, ni los títulos que poseamos…, lo único que importa es que le digamos al Señor: «Quiero tener una sola marca sobre mi vida, la del Espíritu Santo».
Conforme a cómo eran quebrantados los panes y los peces en las manos de Jesús, así eran multiplicados.
Asimismo Jacob, al ser quebrantado no fue más el «engañador y suplantador», sino ISRAEL. El Espíritu Santo nos marca y nos cambia.
Qué poderosa verdad: «dentro de Jacob había un pueblo, Israel, pero para que este pudiera nacer, Jacob debía ser primeramente quebrantado».
¿Le suena familiar esto…? por lo menos a mí sí.
Asimismo en nosotros hay un numeroso pueblo, pero para que este salga, necesitamos permitir que Dios quebrante nuestras formas, sistemas y paradigmas.
MEDITEMOS en esto: «Aunque Dios había cambiado el nombre de Jacob por Israel, en la Biblia se sigue llamando a sí mismo como: «el Dios de Jacob». Podemos comprender que la razón de esto es que Dios sigue buscando los «Jacob», los débiles, los que dicen no puedo con mis fuerzas, los quebrantados, los que se sientes fracasados, los que dependen de su gracia y de su toque…
Amados en Cristo: la explosión del crecimiento no es una fórmula secreta ni mágica de estructura sino el resultado de un poderoso encuentro con el Dios de Jacob.
¿HABRÁ HOY ALGÚN JACOB QUE SE SIENTA INCAPACITADO, DEBIL Y FRACASADO? Dios quiere hacer una obra de multiplicación y crecimiento en su vida y para eso, debemos permitir que El quebrante al «Jacob que está dentro e implante su «semilla» en su espíritu para convertirlo en ¡padre de multitudes!
¡DEJEMOS SALIR AL ISRAEL QUE HAY ADENTRO NUESTRO!
José Rivas, siervo de Dios tratado severamente por la mano de Dios en quien aún deposita su confianza y en El espera, obispo de IPETRI, Iglesia Pentecostal de la Trinidad, a todos aquellos que, a pesar de las experiencias negativas, siguen «caminando» con sus ojos puestos en Jesús agradecidos por la bendita oportunidad y privilegio de haber sido llamados a Su Evangelio santo, dispuestos a levantar el nombre que es por sobre todo Nombre, JESÚS, y colaborar con todos los santos en la extensión del Reino de Dios que, definitivamente, debemos traer a Chile y a todo el mundo, especialmente a nuestras organizaciones, denominaciones y ministerios.